Lo sabría cuando subieras conmigo hasta la cima del Corcovado en Río porque quería ver la estatua.Lo sabría cuando me llevaras durante tres calurosos kilómetros hasta el río Jordán, después de que enfermara en Jerusalén.Lo sabría cuando fuera tu enfermera en aquel hospital italiano durante una Guerra Mundial y, antes de eso, cuando te escondieras en mi sótano durante la purga que el Zar llevara a cabo en San Petersburgo.Cuando escalaras la torreta de mi castillo en Escocia durante la Reforma, y cuando me hicieras bailar sin parar durante la celebración de la coronación del rey en Versalles.También podría haber lo de aquella colonia de artistas en Quintana Roo, y aquella marcha de protesta en Ciudad del Cabo, en la que pasaríamos la noche en comisaría.La apertura del Globe Theatre en Londres, donde tendríamos las mejores butacas.Y cuando tu barco se fuera a pique en Tahití, yo estaría allí, igual que cuando estuvieras preso en Melbourne.
Aparecería, en cualquier lugar, siempre.Y tarde o temprano sentiría mil cosas por ti.
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