Él estaba enamorado, y además de tener la pena de no ser correspondido, tenía que ver como su amada perdía la dignidad.Su cara blanca como la leche, sus labios de rojo carmín y su corsé tan apretado que casi no podía respirar, visitando 2 o 3 habitaciones por cada noche.A cambio un papel verde que daba de comer a su hijo.Él no podía soportar que ella estuviera en esa situación mucho tiempo.Un día decidió registrarse en el ejercito, por ello recibiría unos honorarios que le ayudarían a su amada unos meses.Estaba convencido que por su minusvalía sería imposible que le mandarán al frente.Al de unos meses llegó una citación al cuartel debía de pasar el examén médico y prepararse para ir a la guerra.
-Papa, y si te matan en la guerra?
+Qué dices hijo! a mí no me van a matar.
-Ya pero y si te matan?
+Qué no me van a matar! En menos de lo que piensas estoy aquí otra vez cuidando de ti ya lo verás.
-Ya, pero... y si sí?
+Bueno pues si me matan, habré muerto por la cosa más valiosa de éste mundo...
-La patria?
+No hijo, el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario